Quedan cuatro jornadas para terminar la Liga y el campeonato está más abierto que nunca. El F.C. Barcelona viene de perder contra el Inter en semifinales de la Champions y tiene el próximo sábado un duelo complicadísimo en el campo del Villarreal, equipo que históricamente nunca se le ha dado bien al conjunto azulgrana. Por su parte, el Real Madrid recibe a Osasuna, que prácticamente no se juega nada, ya que navega cómodo en media tabla. Los madridistas saben que este puede ser el fin de semana clave de la temporada. El líder está herido, la derrota contra los italianos (y Mourinho) ha sido un palo, tanto física como psicológicamente. Guardiola tiene un trabajo de recuperación por delante de aquí al sábado que, en caso de sacarlo adelante, demostrará lo gran entrenador que es.
De las otras tres jornadas, cada equipo tiene otra salida difícil. El Madrid visita Mallorca y el Barça, Sevilla. Los dos equipos se juegan entrar en Champions y pondrán toda la carne en el asador para conseguir el triunfo. Además, el Madrid recibe al Athletic y visita Málaga, mientras que el Barça tiene que jugar en casa contra Tenerife y Valladolid, equipos que ocupan plaza de descenso a Segunda. En principio, el calendario del Real Madrid parece más asequible, de ahí que tanto el club como su entorno mediático se acojan a la famosa conjura de los 98 puntos para ganar la Liga. Si el Barça suma 99, sólo quedará felicitarles.
El Madrid tiene motivos para creer. Es un equipo con coraje. Lo ha demostrado este año, levantándose de los numerosos golpes que ha recibido a lo largo de la temporada (Alcorcón, Lyon y derrotas contra el Barça) y ahí sigue, a un punto del mejor equipo del mundo. También lo ha demostrado a lo largo de su historia, sin ir más lejos hace tres años, cuando el equipo dirigido por Fabio Capello consiguió una victoria en Liga no apta para cardiacos, basada en las remontadas imposibles. El ejemplo más claro, aquellos trece mágicos segundos en los que los goles de Van Nistelrooy y Tamudo colocaron líder al Real Madrid en la penúltima jornada.
Durante todo el año, el Madrid está viviendo a la sombra del Barça. La humillación de Alcorcón en octubre fue motivo de mofa y escarnio. El equipo de Guardiola maravillaba con su juego, mientras Pellegrini, cuestionado durante todo este tiempo, parecía no encontrar la excelencia prometida en verano. Llegó marzo y el Olympique de Lyon eliminó al conjunto blanco de la Champions, cuya final se juega en el santuario madridista. La recuperación del liderato en Liga sirvió como bálsamo hasta la derrota en casa ante el eterno rival por 0-2. Una vez sabido que el Barça no jugará la final de Champions, es momento de dar un golpe en la mesa y cambiar el orden en la jerarquía del fútbol español. La remontada es posible.
En esta remontada no podrá participar nuestro capitán. Raúl se lesionó el pasado sábado en La Romareda y no jugará en ninguna de las cuatro jornadas que quedan para el final. Este debe ser otro motivo para conseguir el título. Raúl forzó su cuerpo para ayudar al equipo, se dejó la piel en Zaragoza y abandonó el campo lesionado justo después de marcar el primer gol de su equipo. Una vez más, ejerció de perfecto ejemplo tanto para sus compañeros como para las generaciones futuras. Esta Liga hay que ganarla por el Madrid. Hay que ganarla por Raúl.
Hace 5 años
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